Pere Quintana, en los comentarios a mi anterior entrada me propone una conversación entre blogs, cuya continuación argumental ha dispuesto en esta entrada de su bitácora.

Por desgracia ni mi catalán es tan fluído como para comprender sus razones para esta forma de conversación , ni la exposición de sus argumentos de fondo, ni mi inglés lo necesariamente certero para descubrir otras formas de entender la cultura libre que me propone el blogger catalán.

Para colmo de desgracias, mi vista y mi ingenio – que no mi comprensión lectora como ya he avanzado – pueden llevarme a interpretar erroneamente el otro enlace propuesto por Quintana, lo me lleva a cuestionarme seriamente si estoy preparado para esta conversación.

Sin embargo trataré, cuando menos, de trasladar mi punto de vista dejando a un lado otras historias ya conocidas por los «parroquianos» de esta casa.

Creo entender de las palabras de mi tocayo que la única opción para la consecución de la libre difusión de la cultura es la inclusión de la llamada «cláusula vírica»; razón por la cual «acepta» el contrato azul de C.I. y las licencias que incluyan dicha cláusula virica; llegando – como segunda conclusión de sus argumentos – a considerar que CC y Coloriuris representan el mismo patrón para sistemas de derecho de autor distintos (ésto lo he deducido del enlace de los murciélagos y la rata).

Al primer punto – reiterando lo que tantas veces he dicho y escrito – insistiré en que aquellas declaraciones unilaterales de voluntad que impongan cualquier carga contraria a derecho al autor de una obra derivada sin su consentimiento y al margen de la legislación vigente (como por ejemplo decidir por él como puede licenciar/ ceder su obra) son meros logotipos (como quien hackea un contrato C.I. y lo pone en su web al margen del sistema que le da soporte); y con ésto doy también respuesta al segundo punto puesto que creative commons participa de ese espíritu de declaración unilateral, lo que no ocurre con ColorIURIS y, ya me disculparán, pero no cabe la aceptación tácita de las cesiones de derechos (con las normas que tenemos hoy en día…pero no desesperen, que todo llegará para mayor gloria de las multinacionales estadounidenses, y entonces será el «crugir de huesos y rechinar de dientes» 😉

Juego con desventaja idiomática, así que no se si estoy conversando o practicando onanismo epistolar.